miércoles, 24 de septiembre de 2014

Por todas partes.

Algunas personas están en contacto con la naturaleza, con lo que nos rodea, yo puedo decir que no estoy en contacto. Yo soy parte de ella. Me puedes encontrar en aquella flor que nace en el bosque, llena de vida y luz, hermosa y única o me puedes encontrar en la ola más revuelta que tiene el océano, en aquella brisa que roza tu piel y te trae un recuerdo hermoso. Estoy esparcida por todo lo que me rodea, soy parte de ella.

Como el viento.

Te fuiste sin llevarte la sombra que me sonríe desde tu pintura.
Me reprocha todos los porqués y que el martirio que llevo es mi culpa.
Lo que salíamos se ha desvanecido.
Me consume, te encuentro en cada canción.
Las horas se me hacen largas
Y la vida me lo grita
Te has ido, así como el viento
Sin poder pararte.
Dejando un agujero en mi alma.

En tu ser.

Déjame perderme en tus pensamientos más excitantes, déjame ser parte de ellos.
Quiero ser la brisa que ilumina tu ser y le trae paz a tu mente.
Vamos a amarnos toda la noche, olvídate si el tiempo sigue corriendo que para amarnos tenemos toda una vida.
Exijo ser la protagonista de tus deseos sexuales, la víctima de tus acciones y el recipiente de todos tus milagros.

domingo, 21 de septiembre de 2014

Ultimo día



Una mañana ella se encontraba frente al espejo, parecía estar concentrada mirando su reflejo pero lo curioso era que lo que veía en el espejo no era precisamente eso. Ella vio su vida pasar frente a ella, vio cómo surgió el amor que tenía con su esposo, la ternura con la que cuidaba a su hijo desde pequeño, los placenteros fin de semanas con sus amistades, la canción que le recordaba lo bueno que era estar enamorado, su libro favorito, el olor del mar, todos los errores que cometió, el porqué era feliz. Ese día, ella pudo volverse a encontrar   una última vez. Complacida, condujo hasta llegar al río que había cerca de su casa. Se sentó en una roca a contemplar por última vez la belleza que la vida le había obsequiado; estaba cautivada por el sonido del agua corriendo, los arboles moviéndose, los animales con su canto. Era la despedida perfecta, miro a su izquierda y junto a ella yacía una mujer con aspecto sombrío la cual le sonrió. Ella sabía perfectamente que hacia la mujer allí, la hora había llegado. Miro por última vez todo lo que le rodeaba, cerró los ojos y por primera vez pudo recordar otra vez todo lo que había visto frente al espejo; entre sollozos le dijo a la mujer que aún no estaba lista, que tenía que hacer una última cosa antes de partir. Regreso a su hogar en busca de su familia pero lo que encontró fue una carta, últimas palabras de su esposo.

Amada mía:
 Para cuando leas esto ya yo me abre ido, mi enfermedad no me permitirá seguir más. Solo tengo un último deseo: el día que recuerdes todo lo harás para siempre. Quiero que tomes tu libro favorito, el traje que tanto te gusta, te sirvas una buena taza de café y me vallas a ver al rio para recordarte todos los días lo mucho que te amo.


Y así lo hizo.

sábado, 20 de septiembre de 2014

Madre.

Del cantar  de la brisa y la sinfonía del riachuelo,
Desde la punta del bosque y la profundidad del mar,
Hasta la inmensidad del cielo te has de encontrar tú.
Serena y maternal.
Regalándome consejos en gaviotas,
Y memorias pintadas de rosa.
Llevándome y trayéndome a tu gusto,
Bañándome en las noches con estrellas,
Iluminando mí camino.
Me he desplomado ante ti
Y conjugo mi alma por ti.
Madre de lo que toco y lo que veo.
Mi madre.

lunes, 15 de septiembre de 2014

Dos almas en una.


Él era fuego,
Ella, agua.
Los dos cautivaban el mundo.
Eran grandes, ingeniosos, brillantes
Pero diferentes.
Él era artista,
Ella una escritora.
Ella leía hasta dormida,
Él no quería saber de libros.
Él salía a fiestas,
Ella se quedaba en casa.
Ella era demasiado sensible,
Él no creía en eso
Ambos arrasaban con lo que encontraban a su paso,
Y poco a poco todo fue encajando.
Juntos formaban uno,
Un gran y hermoso caos.
Una gran batalla les esperaba por delante debido a sus diferencias,
Pero culminaban los días
Despidiendo al sol y saludando a la luna.


lunes, 8 de septiembre de 2014

Tus manos


Desmesuradas, atezadas, con vitolas de combate.
En las tinieblas hacen su jornada por las curvaturas de mi cuerpo. 
A veces sutiles, a veces ásperas pero siempre con el mismo objetivo; dar amor en cualquier connotación.
Se filtran en mi piel, así como en el ocaso el sol penetra en el agua.
¡Bendita sean! ¡Bendita sean esas manos! 
Tienen el don de hacerme surcar, amar y pecar.

El sexo y las mujeres

Soy mujer y me gusta el sexo. ¿Qué tiene eso de malo? ¿Acaso sólo los hombres pueden disfrutar del sexo? ¿Sólo ellos pueden tener sexo con muchas personas sin que rápido le coloquen alguna etiqueta social? Yo disfruto de los orgasmos, de los coqueteos, de los mimos. Disfruto del que se ponga rudo y quiera sexo conmigo, que se ponga tierno y quiera sexo conmigo. De qué este desnuda en la cama leyendo y me bese hasta tener sexo. Disfruto que me desnude con la mirada en un lugar público, que me toque cuando hay gente presente, disfruto que me hable sucio. Y cuál es el problema? Estoy en la libertad de disfrutar mi cuerpo y su cuerpo.