domingo, 9 de agosto de 2015

Espalda a la patria.

Pobre de aquel que le da la espalda a su patria
Aquel que ignora el cantar del coquí
Y le niega una taza de café a su madre.

Pobre de aquel que le da la espalda a su patria.
Aquel que duerme en territorio forastero
Y se guarda la bandera en el bolsillo.

Pobre de aquel que le da la espalda a su patria.
Aquel que escucha el sonido del tambor
E ignora el vaivén de las caderas de una morena en falda.

Pobre de aquel que le da la espalda su patria.
Aquel que no se levanta a luchar
Y desconoce el himno que dice
¡Despierta Borinqueño que han dado la señal!”

Pobre de aquel que le da la espala a su patria
Aquel que no sueña en la garita
Y no duerme con la india.

Pobre de aquel que le da la espalda a su patria.
Aquel que prefiere 50 estrellas blancas
A una sola estrella libre.

El que no ama a su patria,
No ama lo que fue y lo que es.


lunes, 3 de agosto de 2015

Mujer del mar.


Mujer revuelta y viva.
Aquella que danza en las olas
Y seduce al viento con su cabellera
Un vaivén de voluptuosas caderas
Hipnotizando como canción de sirena.
Sonrisa coqueta, colorida como el atardecer
De nube en nube guardando unas cuantas pasiones
Y en la tierra conquistando corazones
Muchos buscaban la historia detrás de aquel lunar
O por que la luna le hablaba en las noches
Pero aquello era un misterio guardado en su mirada.
Y dice la leyenda
                   “Jamás intentes domar
A una mujer que proviene del mar
Son temperamentales y vivas.
Libres como gaviota en vuelo
Acabando con todo a su paso
Intentar domarlas es lanzarte de un acantilado
Así que no intenten domarla
Deje que ella lo hechice en las noches
Porque al despertar solo será un recuerdo
De los misterios que trae la noche.”



domingo, 2 de agosto de 2015

El fin.

Luz mañanera de los lunes, esa que ilumina
Aquel vago recuerdo estancado en la almohada.
Un silbido sale de las botellas añejadas bajo la cama,
Y la silueta de lo que pudo ser prende un cigarrillo.
Lúgubres desfiles en las tardes,
Donde las quejas son el primer acto.
Las quejas de lo que nunca paso
Y de lo que nunca seré.
Acostada en la bañera con otra copa de vino,
Y algunas pastillas para dormir.
Ahogándome en el vacío que emanan mis promesas.
“Todo estará bien” me decía “es solo una etapa”.
Cicatrices de inquilinas, arrojándome
A un acantilado sin fondo.
Adentro llovía todos los días y ya no sabía
Si me bañaba o me ahogaba.
No dormía ni comía,
Era un cuerpo vacío vagando entre vivos.
Ilusa la persona que creía poder salvarme,
Absurdo el pensar que podía salir de eso.
Estaba en aquella tina contemplando desde mi ventana,
El vestido que me tejía la luna y allí,
Entre recuerdos, pastillas y alcohol
Quise dejarme ir; liberarme de todo el suplicio,
Que jamás me dejo vivir.
Así que recite las últimas palabras,
 Antes de dejar esta vida
“Al fin, el fin”.