Sentía su intensa mirada en mi piel, como si pudiera
desnudarme desde el otro lado de la habitación. El descansaba en el sofá con
unos pantalones negros y el cabello alborotado. Sin cambiar la mirada me hacía
gestos con su mano para que caminara por la habitación. Me pedía que me
sentara, abriera las piernas, las cerrara, que me volteara. Sin refunfuñar o cuestionarle
hacia todo lo que me pedía de forma coqueta; me pavoneaba luciendo el traje
negro entallado que misteriosamente me había comprado hace algunas semanas.
Sospecho que ya tenía algo de esto planificado. Camine hacia el sofá y antes de
poder sentarme. .
-No quiero que te sientes junto a mí, quisiera que
te sentaras donde pueda verte sin hacer esfuerzo. Dijo mientras me sonreía.
-¿Dónde específicamente quisieras que me sentara? Le
dije provocativamente
Sin contestarme tiro suavemente de mi cabeza besándome
despacio el cuello. Sentía como sus manos descendían por mi muslo, aquello era
delicioso. Su nariz recorría mi cuello de arriba hacia abajo dejándome sentir
su respiración. Comenzaba a excitarme pequeños gemidos se me escapaban, quería que
me tomara y me quitara el vestido. Pero en su lugar solo acerco su boca a mi oído
y susurro
-Quiero que te sientes en el borde de la cama y
esperes mis instrucciones.
Idiotizada por su aroma, la excitación y el deseo camine
hasta la cama y me senté en el borde. Él se incorporó en el sofá y me comenzó a
darme instrucciones.
-Quiero que suavemente deslices tus manos por todo
tu cuerpo. Desde tu cabello hasta los muslos, siente la delicadeza con la cual
puedes tocarte. Te daré unos minutos para que crees una escena en tu cabeza en
donde yo te toco tan –arquea una ceja divertido, luego suela una risa- bueno,
como solo yo se hacerlo.
Cerré los ojos, su voz hizo efecto en mí y tal cual como
lo pidió cree el panorama. Quería que me quitara el vestido suave, admirando
cada partícula de mi cuerpo. Que besara mis pechos y humedeciera mis pezones
con su lengua. Deseaba sentir su miembro completamente duro acariciarlo y
escuchar unos leves gemidos. Quería susurrarle que lo quería dentro de mí, quería
sentir todo el placer que podía ofrecerme.
Algo interrumpió mi pensamiento sentía que alguien
estaba detrás de mí, abrí mis ojos intentando ver algo pero solo pude sentir
como sus brazos comenzaban a tocarme los senos.
-No tienes idea de lo delicioso que ha sido verte en
ese estado, gimiendo sin darte cuenta, imaginándote escenas donde puedo tocarte
y hacerte millones de cosas, provocarte orgasmos.
-Tómame, dejemos de hablar.
Se quitó sus pantalones quedando completamente
desnudo, yo me aleje unos pasos atrás para mirarlo. Él sonreía sabía que lo que
estaba viendo me gustaba, se aproximó y bajo mi cremallera. Dejo mis senos al descubierto
y comenzó a trazar círculos en ellos. Mientras lo hacía yo me desprendía por
fin del traje, aquello se sentía delicioso pero quería más que sus manos. Lo quería
dentro de mí. Me subió a sus caderas y sin cuidado nos abalanzamos en la cama
formando una danza entre dos cuerpos, entre dos almas. Era un compás de caderas
que aumentaba su ritmo, la habitación se llenaba de gemidos y respiraciones
intensas. Todo parecía ir desapareciendo, sentía como mis músculos se relajaban
y el ruido del exterior parecía desaparecer.
Había sido suya una vez más, siempre era una delicia
ser suya. Abrí mis ojos lentamente aun aturdida, él estaba tumbado en su
almohada y yo intente torpemente acomodarme. Quise mirarlo durante unos
segundos parecía un ángel, mi ángel. Me invadieron las ganas de abrazarlo
fuerte y decirle que lo amaba más de lo que una persona podría amar a alguien
pero parecía dormir así que me limite solo a admirarlo. Me quede observándolo durante
algunos minutos cuando su voz casi me mata del susto.
-¿Cómo te has sentido hace más o menos media hora atrás?
-Me he sentido bien, lo he disfrutado como siempre
¿acaso tu no? ¿Sucede algo malo?
Silencio. No sabía que ocurría hace un rato todo parecía
estar bien me sentía deseada y amada por el pero ahora…su voz me interrumpe el
pensamiento
-No hablo de eso, ¿Cómo te has sentido tu misma al
hacer estas cosas?
Pongo los ojos en blanco doy un largo suspiro ¿Por
qué esto? ¿Por qué ahora?
-Me he sentido deseada, amada, sensual. Quizás como
una diosa adorada por humanos.
-Entonces si
te has sentido como una diosa en ese momento ¿Por qué no puedes sentirte como
una diosa el resto de las horas, del día o del año?
-¿Por qué me preguntas estas cosas?
-Porque se me dificulta entender como alguien tan
hermosa, inteligente y sensual no puede ver siquiera una pisca de como yo te
veo. Quisiera que te amas al menos un tercio de lo que yo te amo.
Aquello que me pedía era difícil. Sabía que jamás había
logrado amarme como se supone que se ame a uno mismo, pero ¿Por qué cuestionarlo ahora?
-¿Por qué me dices eso ahora, luego de…?
-Porque has estado maravillosa, como siempre.
Siempre estas maravillosa pero solo pareces notarlo cuando yo estoy
involucrado. Si te elogio o reconozco que haces las cosas bien, si digo que estas
hermosa lo crees. Pero si me mantengo fuera del panorama tu mundo parece
volverse gris.
Intentaba calmarme, no quería echarme a llorar para
que me consolara. Sabía que tenía razón, sabía que si el reconocía cualquier
cosa en mi vida todo estaba bien. No supe que contestarle solo pude voltearme
al lado contrario y arroparme para que mis sollozos no los escuchara. Pasaron
varios minutos, diez veinte quizás media hora. Extiende su brazo por mi cuerpo
y pega mi cuerpo al suyo. Esta caliente, siempre está caliente.
-Te ves hermosa hasta llorando.
-Si ni siquiera me has visto, ¿Cómo sabes que me veo
hermosa?
Se acerca a mi rostro y lo besa dejando ahí su
cabeza.
-No necesito verte para saber que te ves hermosa,
siempre lo haces.
Comenzó a acariciar mis mejillas, yo aún le daba la
espalda; no sabía si en cualquier momento me podía poner a llorar. Limpie mis
lagrimas, intente reprimir las ganas que quedaban y le dije
-Quizás pienses que tiene algo de malo permitir que
mi mundo se vuelva gris cuando estas fuera del panorama, pero, se te olvida que
tengo la habilidad de crear cosas incluso de donde nos las hay. Puedo tomar mi
mundo y volver de color aunque no estés pero eso no significa que me guste
vivir en un mundo colorido donde no estés tú. Puedo amarme, quizás más de lo
que antes podía hacer y todo es gracias a ti. ¿Cómo voy a sacarte del panorama?
Me has ensenado a ser y a deshacer, te debo mucho más que ponerte en un
panorama.
Él estaba junto a mi podía escucharlo pensar y
analizar todo lo que le dije. Me he vuelto hacia él y al verlo nuevamente las
ganas de llorar me invadieron. Me abrazo cubriéndome con sus brazos, como si
estuviera aliviado de las palabras que habían salido de mi boca.
-No te vayas nunca, por favor.
-Jamás me iré si tú prometes no hacerlo. Dije con la
poca voz que tenía.
-Me quedaré contigo a amarte lo que me reste de vida
-Me quedaré para que me enseñes a reír con tus ojos,
yo en cambio prometo enseñarte a respirar con mi alma.
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