jueves, 15 de diciembre de 2016

Obsoleta


A quienes escuchan voces



Las mañanas silenciosas,
Calladas y frías
Me dan deseos de vivir.
Parecería como si ellos supieran
Que su quietud danzante
Me quita un peso del alma.
Las hojas lloran en silencio
Parajillos me miran al pasar.
Si cierro mis ojos verdosos
Puedo escuchar el agua correr,
Como quien cotillea en un murmuro.
Tomo asiento en la orilla
Y me limito a respirar.
Las olas besan mis pies
Quitándome las pocas dudas que tengo
Y se marchan dejando su esencia.
Alzo mi voz a los cielos sin nubes
Aclamando a quien quiera llevarse
Esas voces que me atormentan.
No son las aguas las que me ahogan
Si no las voces que me alimentan
La tristeza del alma.

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