Me he enamorado
de forma literaria, de una mujer. Una mujer que me atrapa con su vaivén de
ideas y con su libertinaje de ser ella, sin polémica alguna. Mujer de palabras
con gracia, que son boletos para errar a mundos de deseo y entrega. Aunque tal vez
no tenga deseos de acariciarla hasta llevarla a la cama, podría pasar horas escuchándola,
y tendría la misma cantidad de orgasmos. Me he enamorado de sus enormes cachetes
y sus grandes labios, de la lluvia de pecas y de cómo su cabello hace juego con
sus ojos; de sus versos, su descabellada mente y de la manera en la que me
inspira.
Quizás, en otra vida le haga el amor y tenga
ese amorío lésbico con ella, pero lo que sí es seguro es que en mi mundo de
versos y libros, es mi amor literario.
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