domingo, 2 de agosto de 2015

El fin.

Luz mañanera de los lunes, esa que ilumina
Aquel vago recuerdo estancado en la almohada.
Un silbido sale de las botellas añejadas bajo la cama,
Y la silueta de lo que pudo ser prende un cigarrillo.
Lúgubres desfiles en las tardes,
Donde las quejas son el primer acto.
Las quejas de lo que nunca paso
Y de lo que nunca seré.
Acostada en la bañera con otra copa de vino,
Y algunas pastillas para dormir.
Ahogándome en el vacío que emanan mis promesas.
“Todo estará bien” me decía “es solo una etapa”.
Cicatrices de inquilinas, arrojándome
A un acantilado sin fondo.
Adentro llovía todos los días y ya no sabía
Si me bañaba o me ahogaba.
No dormía ni comía,
Era un cuerpo vacío vagando entre vivos.
Ilusa la persona que creía poder salvarme,
Absurdo el pensar que podía salir de eso.
Estaba en aquella tina contemplando desde mi ventana,
El vestido que me tejía la luna y allí,
Entre recuerdos, pastillas y alcohol
Quise dejarme ir; liberarme de todo el suplicio,
Que jamás me dejo vivir.
Así que recite las últimas palabras,
 Antes de dejar esta vida
“Al fin, el fin”.

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